lunes, 11 de julio de 2011

Los 'trucos' de supervivencia de Mary Anne

Pensar en recetas que le apetecían, morder madera, comer algo de hierba y mojarse la ropa durante el día han ayudado a la turista holandesa a sobrevivir 18 días en la montaña junto al río Chíllar.

Leonor García / málaga | Actualizado 08.07.2011 - 06:54
noticia: Malaga hoy
 
Podría haber perdido la vida, pero solo ha perdido 10 kilos. Mary Anne Goossens, la turista holandesa que ha sobrevivido tras permanecer atrapada 18 días en una zona abrupta del río Chíllar, fue dada de alta ayer en el Hospital de la Axarquía. No quiso hablar; ni siquiera fotografiarse. Pero sus trucos de supervivencia fueron desvelados por sus hijos y su ex marido ante la nube de periodistas que se agolpaba a las puertas del hospital para conocer los detalles del milagro. Además de beber agua que encontraba en el entorno, durante estos días Mary Anne ha mordido madera, ha comido algunas hierbas e incluso ha saciado su hambre pensando en cómo preparar algunas comidas. "Con eso tenía la sensación de que había comido", sostuvo su hijo, Fritz Korten. Incluso contempló la idea de ingerir hormigas, aunque no llegó a eso.

"No tiene músculos en los brazos, pero sí en la cabeza", dijo su hija, Jantje Korten, que la acompañó por la noche en el hospital, le ayudó a ducharse y ayer desayunó con ella. Los hijos contaron también que Mary Anne mojaba la camiseta durante el día para estar fresca, pero que siempre procuraba que estuviera seca para cuando llegara la noche. Entonces, se hacía una cama con ramitas, se colocaba hierbas debajo de la ropa para protegerse del frío y se metía debajo de una roca un poco inclinada para guarecerse del frío. "Está muy bien, es la reina de Nerja", bromeó su hijo tras agradecer los esfuerzos para rescatarla a los senderistas que la encontraron, a la Guardia Civil y a los ayuntamientos de Nerja y Frigiliana. El ex marido, Johan Korten, apuntó que Mary Anne "nunca perdió la esperanza" y que pensar en su familia le dio fuerza y calma para resistir.

Esta mujer, bibliotecaria, divorciada hace seis meses y vecina de Stramptrooy, en el sur de Holanda, no solía hacer senderismo. Como mucho, dar algún paseo por su pueblo. Pero el día 17 de junio, ya en Nerja, salió con la intención de llegar a Frigiliana. Debajo del viaducto, donde el río Chíllar se divide en dos, tomó el rumbo que creyó que la llevaría a esa localidad. Cuando comenzó a oscurecer pensó que le quedaba poco para Frigiliana. Pero no llegó. Durante su aventura por las montañas axárquicas incluso divisó el mar y pensó en bajar, pero se encontró con un sitio abrupto y se dio cuenta que estaba atrapada. Cada vez se sentía más débil, así que optó por tratar de sobrevivir bebiendo agua que encontraba cerca y procurando no romperse ningún hueso. Con un espejo y un silbato, de vez en cuando daba señales para intentar que alguien la encontrara. Los hijos contaron que durante los días que pasó en la montaña, su mayor temor era toparse con una serpiente.

Mary Anne tiene 48 años. Sus hijos contaban ayer que durante los días que estuvo atrapada junto al río Chíllar para mantener ocupada su mente pensaba en la forma en que celebraría su 50 cumpleaños, en "cómo iba a ser la fiesta, la comida y a quién iba a invitar". "Ha estado mirando solo hacia el futuro", apuntó su hija. Ayer, la mujer fue visitada por el embajador de los Países Bajos en España, Peter van Wulfften, quien consideró "un milagro" que haya sobrevivido y agradeció a la Guardia Civil por su "estupendo" trabajo para rescatarla. También la visitaron Pedro, Francisco y Daniel, los tres senderistas que la encontraron y que avisaron a los servicios de emergencia que pusieron en marcha su rescate.

Sobre las 18:00, fue dada de alta. Según el hospital solo presentaba síntomas de deshidratación y desnutrición. El jefe del servicio de Urgencias, Francisco Castillo, detalló que ha tolerado la ingesta de líquidos y sólidos y que estaba "bastante bien". El facultativo añadía que en el milagro de su supervivencia "ha debido influir mucho su estado de ánimo ya es que una mujer muy fuerte anímicamente". Se fue del hospital con la recomendación de tomar una dieta líquida durante 48 horas, como zumos o bebidas isotónicas y mantener reposo.

Mary Anne ya había estado en Andalucía. Fue en 2006, cuando Johan todavía era su marido. El año pasado ya se aventuró a viajar sola. La visita a Nerja era su segundo viaje en solitario. La familia ha prometido volver, pero de vacaciones, "para disfrutar". Ayer, sus hijos no tenían claro cuándo volarán de regreso a Holanda. La fecha dependerá de la decisión de Mary Anne y de los que le aconsejen los médicos.

Tras conocerse esta historia, un bombero de la Axarquía reflexionaba que ahora los servicios de rescate tendrán que replantearse los protocolos y quizás ampliar los días de búsqueda cuando hay un desaparecido porque está claro que en ciertas circunstancias, una persona puede sobrevivir hasta 18 días en la montaña bebiendo solo agua. En Holanda, ayer el rescate de Mary Anne era la principal noticia y la más leída. Casi una decena de medios de ese país montaban guardia frente al hospital para conocer más detalles de la milagrosa supervivencia de esta bibliotecaria. Rop Zoutberg, corresponsal de la televisión Nos, apuntaba: "Es la noticia que todo periodista quiere contar". Una historia con final feliz.

lunes, 6 de junio de 2011

Lolo González es rescatado del Lhotse a 8.000 metros

Referencia: revista desnivel
    Darío Rodríguez - Lunes, 23 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 10:32h.
 
La tragedia ha bordeado a los alpinistas de nuestro país que el día 21 ascendían el Lhotse. Manuel González “Lolo” estuvo muchas horas desaparecido por encima del campo 4. Solo la intensa labor de los hermanos Benegas, apoyados por el resto de las expediciones comerciales, y Edurne Pasaban, lo impidió.

Lolo Gonzalez antes de su ascenso





No podía imaginar que la llamada de Manuel González, Lolo, que recibí en mi teléfono satélite sería el último contacto que tendríamos con él antes del accidente. Su voz sonaba clara, normal, nada extraña: “Por favor telefonea a alguien del resto del grupo y pídele que me envíen un sherpa con agua caliente. Estoy en la travesía. Me encuentro bien”. La petición, aunque un tanto rara, tampoco me extrañó demasiado aún más tratándose de “Lolo”, el alpinista andaluz de nuestro grupo, un personaje metódico, organizado y muy capacitado. Quizás en otro me hubiera extrañado menos, pero Lolo que este día de cima parecía haber ido (por los pocos datos que teníamos) más lento que los demás, normalmente, en las excursiones que habíamos hecho juntos al campo base del Pumori o ascensión al campo 2 del Everest, había mostrado ser uno de los más fuertes y que mejor andaba.

Telefoneé a Juanito Oiarzabal para transmitirle la petición de Lolo, pero Juanito padecía una intensísima ronquera y prácticamente no se le podía entender. No localicé a nadie más del grupo. Volví a telefonear a Lolo pero nadie respondió mi llamada. El teléfono daba señal de llamada. Pero nadie respondía. A media que repetí mis llamadas con el mismo resultado me fui intranquilizando.

Carlos Soria, a sus 72 años, y utilizando una botella de oxígeno artificial (1,5 litros minuto) había hecho cima en el Lhotse a las 9,30 de la mañana y había regresado al campo 4 a primera hora de la tarde. El resto del grupo (Juanito Oiarzabal, Juanjo Garra, Manuel González Lolo, Carlos Pauner, Javier Pérez, Roberto Rodrígo, Isabel García y Miguel Angel Pérez) hicieron cima  a partir de las 14,00 de la tarde (habían salido del campo 4 a partir de la 1,30 de la madrugada). Los últimos en hacer cima fueron Miguel Angel Pérez y Manuel Gonzaléz, aproximadamente hora y media (sin confirmar aún el dato) más tarde.

Y, al atardecer, solo Juanito Oiarzabal (además de Carlos Soria) estaba de regreso en el campo 4.  El resto fue llegando poco a poco, mientras desde el campo base comenzábamos a vivir con ansiedad su tardío regreso. Había muy pocas radios en el grupo (una la tenía Juanito, otra Carlos Pauner-Javier Pérez), la comunicación fluía lentamente, y era evidente que llegaban muy muy fatigados y, en algunos casos, como Carlos Pauner, con problemas graves. Ya muy entrada la noche todavía faltaban por llegar Roberto Rodrígo, Isabel Garcia y Manuel González. Y nos fuimos a acostar (de noche no se podía hacer más) terriblemente inquietos. Al amacenecer decidimos pedir ayuda a la expedición en la que trabaja la médico Mónica Piris, Himalayan Experience. Su propietario y gestor (Russell Brice) rápidamente se puso manos a la obra e hizo multitud de llamadas a otras expediciones para ver si alguna estaba en algún lugar que pudiera visualizar a los miembros que faltaban por llegar. También para organizar la asistencia y descenso de los alpinistas que tan fatigados unos, y en mal estado otros descansaban en el campo 4. Las comunicaciones por radio eran muy limitadas. De pronto hubo un momento de alegría: al campamento llegaron Roberto Rodrigo e Isabel García. Padecían fuertes congelaciones, pero estaban vivos. ¿Dónde estaba Lolo?

Por suerte Damián Benegas, que regresaba con clientes de la cima del Everest, se ofreció a mirar desde el Espolón de los Ginebrinos. Y divisó un cuerpo sentado. Parecía que se movía, pero no era seguro. Eran las 9,45 de la mañana. Russell Brice no apostaba, en absoluto, por un posible rescate de nadie situado por encima del campo 4. Por eso, liderados por Edurne Pasaban, la base de operaciones se trasladó al campamento de los hermanos Benegas (Patagonian Brothers). Allí Willy Benegas (hermano gemelo de Damián) dio durante horas y horas una gran lección de liderazgo y buen hacer. Mientras su hermano Damían Benegas y el guía argentino Matoco, de regreso de la cima del Everest, no dudaban en desviarse y ascender al campo 4 del Lhotse a evaluar la situación de Roberto Rodrigo e Isabel García que, por su estado, no habían podido descender por sus propios medios e intentar acercarse al lugar donde habían visto a Lolo. 

Una vez organizado el descenso de Robert e Isa, Damián y Matoco partieron del campo 4 en busca de Lolo. Lo encontraron enseguida, a aproximadamente media hora del campo 4 caído en la banda rocosa conocida como La Tortuga. Eran las 13,30 de la tarde cuando le localizaban, procedían a inmovilizarlo pues parecía tener fracturas en las piernas, y realizaban entre los dos un complicado rescate hasta situarlo de nuevo en la cuerda fija de la que parecía haber caído.

Hay que imaginar lo complejo de esta operación de rescate realizada a alrededor de ochomil metros, por solo dos personas. Cuando alcanzaron el campo 4, a las 16.30h, decidieron proseguir el descenso con la ayuda de los dos sherpas que habían venido en su ayuda. A medianoche alcanzaban el campo 2 de donde esta mañana tanto Lolo como Roberto Rodrigo eran evacuados en helicóptero a Kathmandu. Increíble la labor desarrollada por el equipo hermanos Benegas-Edurne Pasaban.

Edurne, desde que tomó el liderazgo del rescate con los hermanos Benegas asumió el adelanto del pago de los gastos del rescate para que nada lo ralentizara.

La situación en estos momentos es la siguiente: Carlos Soria alcanzaba el campo base hoy a mediodía. Isabel García, a pesar de las congelaciones que sufre, ha preferido descender por sus propios medios. Juanito Oiarzabal,  Carlos Pauner,  Javier Pérez,  Juanjo Garra están descendiendo muy lentamente desde el campo 2 y en pocas horas se encontrarán en el campo base.

Es imposible resumir en unas línea la intensidad de las horas vividas en las que solo gracias al esfuerzo de los hermanos Benegas, Edurne Psaban, los médicos Pablo Díaz-Munio y Carlos Martínez, además de otras muchas personas que han colaborado en este rescate, podemos seguir teniendo entre nosotros a una persona tan humana y entrañable como Lolo.







Mas informacion en la pagina del club alpino amadablam de San Pedro

http://www.clubalpinoamadablam.es/lhotse2011

lhotse cronica 12: 2011-05-25.pdf

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